Campana de Largada - Turf Argentino

TRAS CUMPLIR DOS ACTUACIONES SENSACIONALES EN EL NORTE, FUE RECIBIDO CON APLAUSOS POR LA GENTE QUE SE REUNIO EN LA GRAN FIESTA DE ESTE SABADO

Entre la sexta y séptima carrera del sábado el Hipódromo de San Isidro, el Jockey Club Argentino, la afición toda, le brindó un merecido homenaje al caballo que nos hizo vibrar con su estupenda atropellada en dos competencias casi calcadas y que provocó una vez más, el respeto y la admiración hacia la crianza y cuida argentina, en el país del Norte. Tras imponer condiciones en el Clásico General Belgrano (G2) en el Hipódromo de Palermo, fue nominado para competir en la Breeders´Cup Marathon (G2) en Santa Anita, California, en los Estados Unidos, venciendo a un importante lote, lanzado por su jinete Aaron Gryder por el centro de la pista para hacernos emocionar hasta las lágrimas. Y luego repitió en el Brooklyn Handicap, en Belmont Park, en Nueva York, con igual modo, el mismo que le diera triunfos nacionales con la conducción de nuestro Pablo Falero, que habló y mucho con el jinete y que también tuvo la magia de conducirlo en forma magistral, en ambos cotejos jerárquicos.

Y saltó a la cancha a Calidoscopio, montándolo su jockey Pablo Gustavo Falero, con la chaquetilla que vistió durante toda su campaña, la caballeriza Doña Pancha, de Juan Carlos Echeverz. El “conquistador”, el que si bien “no quemó las naves”, jugó una partida difícil, durísima, con una inversión enorme, acompañado por amigos socios y un equipo con la camiseta argentina pegada al cuerpo, llevando a competir un caballo adulto, como apretando los tiempos entre la juventud de un potrillo y los años de su caballo estrella.

Era la gloria o la nada. Y fue la gloria.

Podemos resumir su campaña, recordando que salió de perdedor el 20 de mayo de 2007, luego consiguió ganar el Clásico Chacabuco (G2), bajo un manto blanco que tapaba toda la pista, ese día el 9 de julio de 2007, nevaba en Buenos Aires, en la Capital Federal, en Palermo y el Clásico Ayacucho (G3). Estos triunfos con la conducción de Jacinto Rafael Herrera. Luego impuso condiciones en el Gran Premio República Argentina (G1), el Clásico Pueyrredón (G2), nuevamente el Clásico Ayacucho (G3), el Clásico Vicente Casares (G3), el Clásico Vicente Dupuy en San Luis, ese día Pablo Falero no se sentía bien y el caballo había amanecido con una infección en sus ojos, pero corrió igual, corrieron igual mejor dicho y ganaron, dos colosos, para cerrar con el Clásico General Belgrano (G2) que le permitió viajar a los Estados Unidos, para cumplir un sueño casi imposible…

Por ello, nunca mejor dicha la frase: “Hay equipo”:

El Peón: Adrián “Pichín” Torres

Vareador: Mario Londaitz

Entrenador: Guillermo “Bebe” Frenkel Santillán

Asistente de Entrenador: Miguel Cafere

Peón en Argentina: Simón “El Chavo” López.

Capataz: Marcelo Rojas

Secretaria: Gemmita Pentácolo

Traductora: María Polledo

Veterinarios: Letizia Porfiri y Máximo Alvarez

Jockey: Aaron Gryder

Entrenador: Maik Paipi

Asistente de Jockey: Pablo Falero

Este es el fiel ejemplo de lo que es el turf. No hay máquina que suplante su mano de obra. Da trabajo a mucha gente y merece que le demos el mayor apoyo posible desde la posición en que estemos, pero todos unidos, empujando juntos, como lo hicieron ellos, los que concretaron vencer todas las adversidades con Calidoscopio.

Hay que nombrar a los amigos socios, claro que sí:

Juan Pablo Irarrázabal

Juan Gaona

Jorge Leprete

Cristian Graf

Patrick Steverlink

Alfredo Sebastián Mondino

Federico Zichy Tissen

Juan Carlos Echeverz.

Y por supuesto no nos podemos olvidar de Jhon Fulton el representante de la Breeders ´ en nuestro país, que logró lo imposible, que un caballo argentino esté nominado por siempre, para participar en la gran competencia internacional.

El hijo de Luhuk y Calderona por Lefty, típico nacimiento del Haras La Quebrada de la familia Ceriani Cernadas ha salido a las pistas en 40 oportunidades, logrando once victorias, cinco segundos y ocho terceros. Aquí estuvo siempre en el Stud La Crisis, en San Isidro. En los Estados Unidos, Calidoscopio, estuvo alojado en el box del extraordinario Seabiscuit

“Apareció de las nubes”, “Arrancó de otro código de área”, dijo el relator extranjero, sí, acertó, el lugar, Argentina.

Gracias, muchas gracias a todos ellos que mantuvieron la fe y la esperanza, durante todos los momentos, algo muy difícil de conseguir, estando fuera del país. Hay que agradecer a las autoridades del Hipódromo de San Isidro y del Jockey Club Argentino por permitirnos vivir este gran momento, en este homenaje que perdurará en el tiempo, frente a la historia escrita por otros periodistas, dentro de muchos, muchísimos años.