Campana de Largada - Turf Argentino

VIVIMOS A PLENO UNA DE LAS MEJORES REUNIONES DE LA REGION, CON EL NOTABLE GRAN PREMIO JOSE PEDRO RAMIREZ (G1) (2400m) Y CON UN FLETCHER ESTUPENDO

Fletcher no supo de ausencias y llevó su presencia a la gloria del Ramírez
El hijo de Ecclesiastic escapó con autoridad sobre la recta final en la prueba magna del turf uruguayo y llevó a lo más alto a los colores del 3 de Enero, justamente el entorno que soñó este trofeo con Old Bunch y que continua la mística de Invasor; en tanto, Giulia (USA) se floreó en el Gran Premio Ciudad de Montevideo (G1) y visó su pasaje de retorno a su país de origen, mientras Benizi y Amor Gitano, en largas cargas, los puntos altos en el Gran Premio Pedro Piñeyrúa (G1, 1600m) y Clásico Maroñas (G2, 1000m)

La previa de la edición 2016 del Gran Premio José Pedro Ramírez (G1, 2400m) fue eclipsada por la ausencia de Hielo (BRZ), de proyección postergada rumbo al inédito triplete en la historia de la contienda. El grupo, entonces, buscaba por un nuevo héroe. El grupo, por naturaleza, tenía exigencias. El grupo, en consecuencia, se movía entre más preguntas que respuestas. Fletcher fue la celebración de tal ecuación, en una performance que llena cada uno de los requisitos de un impacto solvente y justo.

Pablo Hernández saltó la pared que separa el recinto de los triunfadores de la tribuna principal del Hipódromo de Maroñas como única solución a la seguridad sellada de ajenos. Ese desborde de alegría fue el sinónimo de su alma hípica a punto de estallar. “Con Invasor nos tocó llegar a la gloria, incluso festejando más de 10 días después el triunfo en el Breeders’ Cup Classic. Nos despedimos de él sin saber su techo y lo acompañamos hasta la cima del Mundo. Pero el Ramírez es especial. Para nosotros, los uruguayos, es lo máximo”, señaló quien junto a Juan Luis Vio Bado llevan adelante la caballeriza 3 de Enero.

Invasor no llegó a competir en el Ramírez. El Triple Corona local fue exportado antes de la cita de Reyes. El primer eslabón de ese proceso en el presente calendario fue acaparado por Muy Veloz, de las mismas sedas, pero una lesión lo apartó de las pistas. El mismo día que recibieron esa mala noticia Old Bunch trepó a la cima del Clásico Miguel Martínez (G2, 1800m) en Palermo. Ese hijo de Not For Sale a la vuelta repetiría en el Clásico Eduardo Casey (G2, 2200m) y perdería en la misma raya el Gran Premio Nacional (G1, 2500m) a manos de Hi Happy.

A falta de Muy Veloz, el pupilo de Antonio Marsiglia “cruzaría el charco” por la gloria oriental, pero una diferencia comercial y burocrática con las medidas económicas nacionales hicieron que esa opción quedara trunca. Los intereses fueron a manos de Fletcher. “El turf no es matemática. No puedo dejar de confesar que, cuando Old Bunch corrió el Pellegrini, ahí supe que Fletcher tendría mejor opción sin él. Desconozco que hubiese sucedido con los dos en pista. Puede que a Fletcher lo hayamos subestimado un poco por diferentes razones. Hoy (por el miércoles) demostró que se merece todo nuestro respeto”, confesó Hernández en conferencia de prensa.

Mi Centinela, el mejor tres años del grupo, al pisar el derecho no estaba en el radar de la definición. Guillermo Tell dominó, aunque efímero: terminaría cuarto a 8¼ cuerpos, no obstante su valentía. Prencier, en avance desde la zaga, pasó hasta la medalla de plata, aunque sin cuestionar el placé de Oggigiorno (BRZ). Pero el que tampoco sufrió fue Fletcher, que con un Luis Caceres “perfecto” (según lo definió Hernández), guardó el rollo hasta que la verdad de su constelación se hizo inevitable. En 2’29’’44c, el criado por el haras Don Alfredo anotó su nombre con letras doradas por 4½ cuerpos.

Otra vez el entrenador Aníbal San Martín, el mismo de Invasor. Si tenemos en cuenta que el 6 de enero de 2016 terminó el almanaque 2015, entonces el nieto materno de Fedeyev perpetuó un tridente excelso a la par de los citados Muy Veloz y Old Bunch para la cuadra que, a la luz de los antecedentes, convierte en oro ese mensaje llamado “mística”. La mística no es puro cuento. Empieza a tomar forma cuando se siente como propia. Otra vez en la cúspide. Las casualidades no existen, sobre todo cuando un nombre prosigue al siguiente más allá de ausencias o presencias.

GIULIA (USA) FUE AUTORIDAD ABSOLUTA

La hija de Sky Mesa había llegado a una porción de la corona entre las yeguas en Uruguay. El Gran Premio Ciudad de Montevideo (G1, 2000m) le proponía, con la intervención también de las tres años, la oportunidad de cerrar ese caso por completo a su favor. La pupila de Pico Perdomo no perdió la oportunidad y generó un espectáculo junto al telón.

Fueron 10½ cuerpos hasta Bright Cris (BRZ), al cabo de 2’02’’04c sobre la arena buena. Con Carlos Bueno completamente estático en su silla, la nieta materna de Seeking The Gold parece tener rumbo de retorno de su país de nacimiento, donde sería entrenada por Richard Mandella. Fue un verdadero lujo.

BENIZI CAMBIÓ REGULARIDAD POR LO MEJOR DE SU HISTORIAL

El Gran Premio Pedro Piñeyrúa (G1, 1600m) suele tener una temática de explosión al principio y al final. El resultado del muy ligero trámite inicial fue, al abandonar la curva, el apareo entre Longchamp y Jardim Di Napoli (BRZ). Y cuando el primero lo iba inclinando a su favor, apareció desde la zaga el poderoso rush del vástago de Dancer Man, que pasó de largo.

Hubo reclamo, pero no cambió el marcador. En “crono” de 1’36’’59c, el preparado por Walter Báez acuñó su página más dorada, dentro de un palmarés de victorias y derrotas ante los mejores de la especialidad. Carlos Suárez supo entender perfectamente la historia y ejecutó el plan para un margen de cabeza y 2 cuerpos. Negocio redondo.

AMOR GITANO (BRZ) FUE EL MÁS DANZARÍN (BRZ)

El primero tenía antecedentes locales, mientras el segundo equivalía a su fama. En el Clásico Maroñas (G2, 1000m) tales apuntes cobraron mayor rigor en el momento de la verdad, cuando ambos especularon en un trajín típicamente lógico en una contienda de tanta velocidad. Y fue Amor Gitano (BRZ) en la última del mitin.

El hijo de Northern Afleet, criado en la sede norteña del Haras Santa María de Araras, venció por 2½ cuerpos, incluso con reclamo de su escolta. Waldemar Maciel, aquella guía de Jampro en el desborde ante el argentino Baader por el Ramírez, y Hebert Pereira, el tándem vencedor. En 58’’40c de codo, el estribo de una nueva tarde donde ganó la industria hípica.
 
 

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